La sociedad del conocimiento impulsada por la globalización y los avances tecnológicos ha generado una creciente demanda de habilidades y competencias en el ámbito educativo. Ya no basta con trasmitir conocimientos, sino que es necesario desarrollar habilidades cognitivas, creativas y socioemocionales para enfrentar los desafíos de una sociedad cada vez más compleja y digitalizada. La educación se enfrenta al desafío de formar individuos capaces de pensar críticamente, solucionar problemas y adaptarse a entornos diversos.
En el ámbito de la competitividad, la educación desempeña un papel fundamental. Los países y las organizaciones adoptaran que contaran con una fuerza laboral altamente capacitada y con habilidades relevantes es esencial para lograr un posicionamiento favorable en el mercado global.
La educación se convierte así en un pilar estratégico para impulsar el crecimiento económico, la innovación y la mejora de la calidad de vida.
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